2/21/07

PURO CUENTO

EL LLANO DE LAS ANGUSTIAS

Por: Francisco Javier Ruiz Valenzuela

Tras un manto blanco, los primeros rayos del amanecer intentan atravesar la densa bruma del llano, como si las nubes quisieran conocer la angustia de Lucía, madre de tres niños, que sola se encuentra para recibir al cuarto:

-¿Dónde estas Alfonso? ¡Ahora que mas te necesito...!

–Alfonso, su compañero, a mas de dos meses de buscar trabajo en la ciudad, nada sabía de él. Su desesperación se acrecentaba ante el anuncio ineludible de las dilataciones y Chico, su hijo mayor, era su mas pronto soporte, quien aún ignoraba su preocupación con sus sueños y no tardaría mucho en conocerla:

-¡¡¡Chico, Chico, despierta...¡¡¡ ¡¡¡Ve con doña Ramona, no aguanto más¡¡¡

-¿Queee....? ¡Voy má..¡

-Luchando por abrir los ojos y con una cara marcada por las cobijas se levantó de la cama. Los pasos de Chico continuaron somnoliento, casi dormido, y al adentrarse en la neblina la humedad del terreno le despertó. Descalzo le era imposible ir de prisa y en su lento caminar el tercer paso lo daba a la suerte y en voz baja decía:

-¡¡¡Chingados con Doña Ramona¡¡¡

-¿Por qué vive tan lejos?

Por el miedo o por el frío, empezó a levantar la voz y se repetía a si mismo:

¡¡¡Ojalá... que Doña Ramona... esté despierta...!!! ¡¡¡Ojalá... que Doña Ram....

Y así, Chico llegó a la casa de Doña Ramona. Al abrir la puerta del cerco los perros dieron su recepción de rigor y Doña Ramona se levanta para recibir la jornada:

-¡¿Quién anday?! ¡Chico eres tú...?

Adormilada aún.

- Si... Doña Ramona, me mando mi amá por usté...

Chico esquivó 2 o tres mordiscos, mientras la puerta se abrió y en eso:

-¡¡¡Negro..., Pinta... , ya..¡¡¡

-Gritó Doña Ramona y arreglándose el rebozo cerró la puerta al salir.

-¿Ya empezó a pujar tu amá?

Le preguntó con acento dominante y con la seguridad de 20 años de oficio. Mientras chico como haciendo memoria...

-¿Sabe...?

-¡¡¡Pero chamaco, que caramba contigo...¡¡¡

El regreso fue de prisa, sin medir piedras, ni brisa asfixiante. Llegaron a la casa y el cuadro conmovedor. Lucía en su soliloquio de lamentos y gemidos, recibió con beneplácito la tan ansiado arribo...Apresurando Doña Ramona su auxilio:

- ¡¡¡A ver hija, agarra aire y puja juerte...¡¡¡

A media mañana la bruma se empezó a disipar y el parto pareció normal, a no ser que los ojitos del recién llegado no se abrían y una tececita combinada con llanto resonaba en la casa de cartón.

Al llegar al medio día:

¡¿Quiobo, que tal, como están todos por aquí?

Preguntó Alfonso, la nueva noticia se obvió...

El día transcurrió normal entre regalos, abrazos y pláticas de aventuras citadinas, descuidando la atención del pequeño, que aún dormido su tos seguía discreta.

Al amanecer del sigueitne día, cuando todos dormían, el pequeño por fin pudo abrir los ojos y ver un blanco manto que bajo para recoger su tos, su llanto, su alma...

No comments: