8/12/06

Conciencia Ecológica



Por: Ing. Javier Ruiz
La conciencia ecológica no ha crecido desgraciadamente a la velocidad que debiera, para detener o aminorar, los graves impactos que el hombre ha ocasionado al ambiente y por ende a todos los seres vivos del planeta; a diario se descubren cadenas alimenticias importantes devastadas, desequilibrios locales con alteraciones climáticas, desaparición de especies y poniendo a otras en la situación de amenaza y exterminio. Con esta tendencia se aprecia que será nuestra generación la que, hasta el último de nuestros días, estaremos tratando de corregir estos daños y por ende será quien tome este tema a tratar en todos los foros donde se incluyan temas de salud, sociedad, desarrollo y ecosistemas.
Múltiples esfuerzos se han registrado en el planeta surgido de los ciudadanos más progresistas en pro de la conservación, promoción y/o restauración ecológica. Existen, a su vez, regiones con grandes ejemplos de organización en a favor del tema, siempre es por quienes alejados del egoísmo generacional se comprometen con visión de abonar y apostarle a un futuro promisorio al planeta, que redunda en el bienestar propio y en el de los demás.
Existe para una gran mayoría, el entendido de un antagonismo vigente entre tecnología y naturaleza, teniendo como soporte el juicio constante a la evaluación de la calidad de vida de cada lugar que se resida o visite.
Es a nuestra actual generación, a quien le ha tocado muchas de las aplicaciones científicas vueltas tecnología para su disfrute y ver con gran asombro el rebase de todas nuestras proporciones para las que mental y emocionalmente no estamos preparados; en este sentido se entiende la valoración del gran potencia desarrollado, y que es justo reconocer, se ha convertido en un grave riesgo para nosotros mismos.
Entender que la ciencia y la tecnología han sido promotores permanentes de la salvaguarda humana es fácil, destacan los avances médicos y farmacéuticos en primea línea, el mejoramiento del bienestar de personas y la trasformación del planeta en una unidad intercomunicada con todo lo residente en él; este cambio acentuado del orbe, esta a su vez propiciando una gran incomodidad entre nosotros mismos.
Se han creado por parte nuestra un amplio espectro de demonios y fantasmas, quienes nos generan intranquilidad e irrumpe nuestra cómoda existencia. Demonios y fantasmas que no vemos tan fácilmente y muy difíciles de comprender, como problemas que no obtienen resolución inmediata y con enfrentamiento directo a quienes ejercen el poder.
Cada vez son más fuertes las llamadas de alerta por los científicos, que afirman categóricamente, de un peligro inminente en las tendencias de desarrollo y de acercarnos a una trampa explosiva por la vía de nuestra civilización industrial, de seguir haciendo las cosas como hasta ahora. La ruta del dinero es agresiva si se le ataca y hasta ahora, no ha perdido campaña, pues no esta la industria resignada a perder beneficios y acota con sus reglas el cuidado a la natura.
El apostarle a la paranoia es igualmente perjudicial que el daño al ambiente, las repercusiones se dan en la inestabilidad social, económica y política, de igual forma todo tiene una omisión en común, el entendimiento por la vía educativa y por ende cultural. Resulta fácil para la mayoría de las personas, reconocer el daño que obtendría por ingerir cianuro, desgraciadamente letal de no ser atendido. Pero explicarle que su calidad de vida esta en el mismo riesgo por el trabajo que esta desempeñando y que además, es la única actividad que conoce para su sostenimiento, el rechazo se aprecia inminente y asume las consecuencias. Esta actividad esta dañando a su familia y a todos.
Se puede hacer acciones de remediación, corrección y hasta de prevención, pero todo comienza en aceptar nutrirse de la conciencia ecológica y hacerla suya.